domingo, octubre 23, 2011

400 años de musical en Madrid

Adptación de artículo de El País de 21.10.2011

- El musical mitológico. Las compañías teatrales del Siglo de Oro llevan consigo músicos y actores cantantes, porque casi todas las comedias de la época tienen canciones y bailes. En 1657, Gaspar de Haro, director de los teatros de corte con Felipe IV, manda hacer una compañía con las mejores actrices cantantes españolas para el palacio de la Zarzuela: de ahí el musical español su nombre genérico.

- Los 'hooligans' de la tonadilla. Mediado el siglo XVIII, la tonadilla escénica (sainete con fandangos, boleras, tiranas y otros ritmos populares) hace furor en los corrales del Príncipe, hoy teatro Español, y de la Cruz, cuyos aficionados, llamados chorizos y polacos, reventaban los estrenos de sus rivales y se pegaban con ellos a la salida. La divertida zarzuela Chorizos y polacos describe esa época.

- La restauración de la zarzuela. Entre 1850 y 1880, en España se estrenan un millar de títulos. Compositores como Barbieri fusionan música culta, popular y ritmos europeos de moda.

- Irrupción del género chico. En 1868, el actor Antonio Riquelme inventa el teatro por horas: su empresa ofrece cuatro funciones diarias consecutivas, de 55 minutos cada una, todas diferentes, para multiplicar la caja. Hacia 1900 en Madrid hay 11 teatros dedicados a este género, llamado chico por su duración: el Apolo, de 2.200 localidades, suma ¡cuatro millones de espectadores anuales, más que todos los teatros madrileños de ahora juntos! Entonces España exportaba musicales: los montajes de la revista La Gran Vía (1896) se multiplicaron por capitales europeas y americanas, Turquía, Japón...



- Los felices veinte. Un centenar de salones y cafés cantantes ofrecen en Madrid espectáculos ligeros con cupletistas provocativas: es el apogeo del género ínfimo y la picardía erótica. Por los ojos de Raquel Meller (2006) y Amadeu (2010) evocan esa época. Pero en esta época se siguen componiendo zarzuelas de éxito como la conocida La del Soto del Parral.





- De la revista a la comedia musical. Tras la Guerra Civil la revista vive otra década dorada. La compañía Los Vieneses llega a España para quedarse y las canciones de doble sentido sexual de La Blanca Doble desatan la ira del cardenal Segura. En 1955, José Tamayo dirige Al sur del Pacífico, primera comedia musical estadounidense estrenada aquí: en los sesenta le siguen Kiss Me Kate, El hombre de La Mancha, Sonrisas y lágrimas (La Novicia Rebelde)...

- La ópera rock bíblica. En 1974, el éxito de Godspell, versión hippie del Evangelio, anticipa los de Jesucristo Superstar, Hair y El diluvio que viene. Los rusos responden a la riada de títulos anglosajones con Historia de un caballo, adaptación de un cuento de Tolstói. La compañía catalana Dagoll Dagom apuesta entretanto por un musical de creación propia cien por cien, con títulos como Glups! y La noche de San Juan.



- Redescubriendo la Gran Vía. El constructor Luis Ramírez se queda con el teatro Lara como pago de una deuda: allí comienza a imaginarse un Broadway madrileño y produce El hombre de La Mancha (1997), Grease, Jekyll & Hyde... Diversos empresarios reabren luego los teatros Coliseum, Rialto, Gran Vía, Nuevo Alcalá y, efímeramente, el Avenida. Pero el pionero de esta revitalización es, una vez más, Tamayo, que en 1987 abre el Nuevo Apolo.

- A su imagen y semejanza. La multinacional CIE desembarca en 1999 con producciones clónicas de las de Broadway y Londres. Para conseguir una mimesis absoluta, importan al director, al coreógrafo y hasta los decorados de La Bella y la Bestia, Cats, El fantasma de la ópera... My Fair Lady, dirigido por Azpilicueta; Chicago, por Ricard Reguant,Victor Victoria con Paloma San Basilio y Sweeney Todd, por Mario Gas.



- Fórmulas actuales. El musical en torno a canciones de un grupo o solista, del tipo jukebox, Mamma Mia! (Abba), Hoy no me puedo levantar (Grupo Mecano), Más de cien mentiras (Sabina); la revisión de los clásicos bajo otra óptica (La verbena de la Paloma, dirigida por Marina Bollaín); el musical de bolsillo (Te quiero, eres perfecto... ya te cambiaré, Time al tiempo, Ojos verdes...)



domingo, junio 12, 2011

Cabaret, el musical, Santiago Chile



“Wilkommen, Bienvenue, Bienvenidos…Amigos desconocidos
Im cabaret, au cabaret, al Cabaret.
¡Dejen sus problemas afuera! ¡Aquí nada es un problema!
¡Aquí la vida es bella! ¡Las chicas son bellas! ¡Hasta la orquesta es bella!”


El viernes 10 de junio tuve por fin la oportunidad de presenciar "Cabaret", El Musical, aquí en Santiago, en el Teatro Municipal de las Condes. Yo lo vi anteriormente el año 1999, en la reposición de Sam Mendes en el Studio 54, Broadway NYC y en el 2007, el montaje en Buenos Aires. Cabaret es un musical con texto de Joe Masteroff, música de Joe Kander y letras de Fred Ebb. El montaje en Chile cuenta con la traducción y adaptación de Enrique Inda.

Esta vez tuve una inmejorable ubicación, justo al medio de la primera fila de la platea que seguía a un par de filas con mesitas, al estilo cabaret que iban sobre el foso de la orquesta, que se situó atrás sobre el escenario. El teatro, dicen el más moderno de latino américa tiene una pendiente tal que desde cualquier ubicación nadie tapa la visión.

Debo decir que disfruté de la puesta en escena, de la coreografía, de las canciones que conocía tanto (es uno de mis musicales preferidos) y de las actuaciones como si estuviera viendo la obra por primera vez.


La historia se desarrolla en el año 1931 en el Kit Kat Club, un night club en Berlín donde la joven cantante inglesa Sally Bowles (Daniela Lhorente) y Emecé (Francisco Medina), el exuberante maestro de ceremonias, junto a las "chicas" y "chicos" del Club intentan llevar alegría y esperanza a la vida de los visitantes que llegan de toda Europa atraídos por la fama de este singular cabaret.
Entre estos visitantes se encuentra Cliff (Matías Oviedo), el atractivo escritor americano, bisexual? que se enamora de Sally. También se desarrolla una historia de amor entre la casera Fräulein Schneider(Cecilia Cucurella) y el judío Herr Schultz(Humberto Gallardo), y cruzan la historia otros personajes como el simpatizante nazi Ernst Ludwig(César Sepúlveda), la prostituta Fráulein Kost (Lorene Prieto) y los marineros que la asedian como Bobby (Daniel González). A través de todos ellos, se deja entrever la sensación del pueblo alemán entrando en un momento crítico como el del poderío nazi y la necesidad de un lugar donde se pretende evadir toda realidad.

Quizás lo único que podría criticar, aunque respeto la idea de innovar, es que las chicas del Kit Kat Club no estuvieran en el lugar en que se ubicaron los músicos de la orquesta, sobre el escenario, como lo vi en NYC y en Buenos Aires, salvo algunas pocas ocasiones en que los personajes ocupan ese lugar entre los músicos y que tuvieran un aspecto demasiado luminoso y demasiado sonriente, al revés de las decadentes bailarinas de los montajes que yo había presenciado y que daban la idea de un mucho más oscuro cabaret. Me gustó mucho la actuación del Emecé, que incluso se mezcló con el público, muy luminoso al inicio, tal vez mostrando la diferencia en esta parte de la historia de Berlín en contraposición con el período en que ya está entrando en la era nazi y que quizás también justifica el aspecto y actuación que se les imprimió a las bailarinas como ya dije. Igualmente me sorprendió Daniela Lhorente en su rol de Sally Bowles y por último destaco también a Cecilia Cucurella, una extraordinaria Fräulein Schneider.

Como sea, gocé con el espectáculo, lo encontré buenísimo y me alegro que ya Chile esté entrando de lleno nuevamente en la producción de musicales en lo que se había quedado muy atrás.

Sólo encontré este video en youtube, que no refleja muy bien lo que se ve en el escenario. El ángulo no lo favorece para nada, pero al menos es un registro que me va a permitir recordarlo.