Ningún otro género cinematográfico –ni siquiera el western- es tan inequívocamente americano como el musical. El concepto del espectáculo que impera en todos los aspectos de la sociedad de EEUU alcanza uno de sus máximos exponentes en el cine y, dentro de él, en las elaboradas coreografías, las melodías inolvidables y –simplemente- las obras maestras que ha dado el musical.
Que los personajes de la pantalla se pusieran a hablar sirvió no sólo para que el cine alcanzara la madurez técnica al tiempo que sacrificaba el star system del cine mudo: sirvió también para alumbrar un género que, hasta entonces -de nuevo la técnica- no existía. En la América del Norte se estrenó la primera película sonora (parcialmente) de la tecnología para que las melodías de Cole Porter, George Gershwin o Irving Berlin se trasladaran de las plateas elitistas de las grandes ciudades a los salones de cine de cualquier pueblo en mitad de ningún sitio. El Cantor de Jazz fue el bautizo del género, que llegó e hizo explotar el sonoro, y lo hizo para quedarse. (Extracto de Wikipedia)
La música ha sido siempre compañera del cine, incluso cuando éste era mudo. En las salas de más prestigio existían pequeñas orquestas o al menos un pianista para reforzar el efecto de las imágenes. Cuando las salas y películas eran realmente importantes, la música que se interpretaba como acompañamiento venía ya preparada por la casa distribuidora o productora del film. En el fondo, es similar a lo que tradicionalmente se ha venido haciendo como música "de acompañamiento": violines en las escenas de amor, percusión en las de violencia, etc.
Pero la música de cine no alcanza real importancia hasta que nace el sonido sincrónico y la música de acompañamiento se calificaría como música de fondo.
Naturalmente poco tiene que ver todo esto con el concepto del film musical como género. Por supuesto no es un film musical cualquiera que tenga música, ni aquel en el que por necesidad de la acción contenga una o varias canciones o bailes. El film musical es aquel en que las escenas de canto o baile o ambas cosas a la vez, son fundamentales, y en el que el ritmo musical es esencial para la acción, impregnando no sólo la propia banda sonora sino el suceder de las imágenes. Un auténtico musical sería aquel en que el espectador sienta la sensación de que los personajes, llegado un momento dado, no van a tener más remedio que ponerse a cantar o bailar, aunque sea sólo un esbozo, e independiente de su frecuencia. (Extracto de la Enciclopedia Salvat del 7º Arte)>
No hay comentarios.:
Publicar un comentario